En esta era digital, las pantallas se han convertido en una parte integral de nuestras vidas, ofreciendo infinitas oportunidades para el aprendizaje, el entretenimiento, la conexión y la comunicación. Sin embargo, es esencial reconocer el impacto potencial que el tiempo excesivo frente a la pantalla puede tener en nuestra salud.
La exposición constante a las pantallas, especialmente antes de acostarse, puede alterar nuestros patrones naturales de sueño y tener un impacto significativo en nuestro bienestar general.
Las pantallas emiten luz azul, que puede suprimir la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño. Nuestros cuerpos tienen un reloj interno llamado ritmo circadiano, que regula nuestro ciclo de sueño-vigilia. El tiempo excesivo frente a la pantalla antes de acostarse puede interrumpir este ritmo, lo que provoca patrones de sueño irregulares y dificultad para mantener un horario de sueño constante. La exposición a la luz azul por la noche puede engañar a nuestro cerebro para que piense que todavía es de día, lo que dificulta conciliar el sueño.
Para minimizar el impacto negativo en el sueño podemos hacer 2 cosas:
- Limite el uso de pantallas antes de acostarse. Establecer una rutina de apagar los dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse puede ayudar a preparar el cuerpo para el descanso.
- Use anteojos con filtros que bloqueen la luz azul. Estas lentes pueden tener lentes graduadas o planas sin graduación, pero con el filtro.
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